SIMULACROS: TRABAJANDO LA ESPERANZA DE LO IMPOSIBLE EN LA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO (UPV/EHU), 2014-??. Ainhoa Ezeiza y Javier Encina
En 2014 comenzamos a trabajar el desempoderamiento y el ilusionismo social en la Escuela Universitaria de San Sebastián de la Universidad del País Vasco, al encontrarnos y comprender que el trabajo que estábamos haciendo, aunque bienintencionado, solo perpetuaba las formas escolares de opresión. Estábamos mejorando las metodologías de enseñanza para facilitar el aprendizaje de los contenidos establecidos, desarrollando herramientas sin plantearnos el para qué, ni el hacia dónde. Esto es algo que me ha costado mucho entender, porque la percepción de “ser una buena profesora” me ha dificultado soltar estas metodologías estructuralistas, este pensamiento vertical y este afán de control del proceso de aprendizaje.
Esa capacidad que había desarrollado a lo largo de 25 años para la “docencia eficiente”, para ayudar a que los estudiantes aprendan lo más rápidamente posible aquello que se pretende que aprendan, suponía que estaba pasando por encima de los ritmos naturales de la gente y sus relaciones. Aprendí mucho sobre didáctica de la lengua, formas de evaluación formativa, desarrollo curriculuar, programación, diseño... cuanto más sabía de didáctica, más tecnificaba, más vertical era la docencia... me fui alejando de las formas de relación para centrarnos en los contenidos. Los estudiantes se sentían satisfechos porque aprendían rápido y yo también, porque conseguía enseñar rápido. La eficiencia nos llevó a la asepsia. Nos hicimos “profesionales”.
Gracias a encontrarme con Javier Encina, el curso 2014/2015 fue el primero en que trabajamos simulacros de ilusionismo social, un curso de muchas contradicciones, resistencias al cambio y sensación de angustia ante la incertidumbre. Y es que es muy duro admitir que he pasado 25 años reformando en lugar de liberando y transformando... y ayudando a la consolidación del sistema capitalista, entendiendo el capitalismo en sentido económico y también social y humano.
Trabajar sin objetivos a priori ha sido lo más difícil. Pasar del control, el diseño y la programación a trabajar con y desde los estudiantes supone saber cómo se empieza pero no lo que va a pasar.