LA RUPTURA. John Holloway

Haga clic en laruptura.pdf para ver el archivo.

Romper, queremos romper. Queremos romper el mundo tal como es. Un mundo de injusticia, de guerra, de violencia, de discriminación, de Gaza y de Guantánamo, un mundo de multimillonarios y de mil millones de personas que viven y mueren de hambre, un mundo en el cual la humanidad se está aniquilando a sí misma, masacrando las formas de vida no humanas, destruyendo las condiciones de su propia existencia. Un mundo dominado por el dinero, dominado por el capital. Un mundo de frustración, de potencial despilfarrado.

 

Queremos crear un mundo diferente. Protestamos, por supuesto, protestamos. Protestamos contra la guerra, contra el creciente uso de la tortura en el mundo, contra la trasformación de toda vida en una mercancía que puede ser comprada y vendida. Protestamos contra el tratamiento inhumano a los inmigrantes, contra la destrucción del mundo en aras de las ganancias.

 

Protestamos y hacemos algo más, lo hacemos y debemos hacerlo. Sí sólo protestáramos, permitiríamos que los poderosos impusiesen su programa. Sí todo lo que hiciéramos fuese oponernos a los que ellos intentan hacer, entonces, sencillamente seguiríamos sus pasos. Romper significa que hacemos más que eso, que tomamos la iniciativa, que imponemos el orden del día. Negamos, pero a partir de nuestra negación crece una creación, un otro hacer: una actividad que no está determinada por el dinero, una actividad que no está configurada por las reglas del poder. A menudo, la alternativa parte de la necesidad. El funcionamiento del mercado capitalista no nos permite sobrevivir, y necesitamos hallar otras formas de vida, formas de solidaridad y cooperación. A menudo, surge de una elección; rechazamos someter nuestras vidas al dominio del dinero, nos dedicamos a lo que consideramos necesario o deseable. De uno u otro modo, vivimos el mundo que queremos crear.

 

Ahora. Hay urgencia en todo esto. ¡Ya basta! Ya estamos hartos de vivir en un mundo de explotación, violencia y hambre, y también de reproducirlo. Ahora existe una nueva urgencia, la urgencia que nos dicta el tiempo mismo.