AUTONOMÍA: LA COLETA DEL BARÓN DE MÜNCHHAUSEN. Nicolás González Varela
Entendemos la "Autogestión” como un movimiento real de acciones e ideas que, desde el mismo nacimiento del Capitalismo, estimula e incita a los trabajadores en sentido amplio a arrebatar al Capital el poder sobre los centros de trabajo y lugares de manufactura para substituirlos, superándolos en nuevas formas de dirección y representación, por la organización de los productores. Marx denominaba a esta nueva organización social como una comunidad de "productores asociados”. Los orígenes históricos de esta idea de organización desde abajo de una región o una nación en base a una institución de clase centrada en la hegemonía de los trabajadores (llámese foro, burgo, cantón, comité, consejo, asamblea, etc.) no ha sido todavía escrita, y no es casualidad. Aunque empecemos aquí con la tradición que nace en Engels y Marx, la idea de la autodeterminación y autogestión de los productores que generan la riqueza social como veremos es antigua, ancestra, nace con la misma división social del trabajo en los albores de la Humanidad.
Autonomía, autogobierno, autogestión, control obrero, democracia directa, sí, pero: ¿de qué hablamos?, ¿un shibbolet?, ¿santo y seña?, ¿una política reformista?, ¿una historiografía?, ¿un subproducto de la composición de clase?, ¿una cualidad de la explotación capitalista?, ¿una tendencia antagonista ontológica de las masas?,... Si sobre la superficie múltiple de todos estos nombres propios, profundizamos y trabajamos sus conexiones internas y su necesidad, surge como un hilo rojo de Ariadna el substrato último: la idea de la Autonomía. Pero la Autonomía en sí misma lleva sin resolver una contradicción.